ENCUENTRA PAREJA SIN MORIR EN EL INTENTO

  • Autor: 
  • Gema Ruiz
  • Tlf: 
  • 619.10.19.53

 

ENCUENTRA PAREJA SIN MORIR EN EL INTENTO

 

Gema Ruiz Psicoterapeuta Especialista en Parejas. Numeróloga  

 

Consultas Personales: terapiasgrr@gmail.com   Tfno: 619.10.19.53

 

 

Hoy en día los roles de mujer y hombre, femenino y masculino están tan cambiados que, en el momento del cortejo, los roles están totalmente invertidos

Este cambio de roles masculino y femenino está haciendo estragos, porque ya desde el comienzo de la relación, ninguno está en su lugar

La necesidad de estar en pareja es biológica, para la reproducción de la espacie, el mantenimiento de la tribu, la familia. Es una necesidad de piel, de calor humano, emocional, sentimental. De supervivencia.

 

LAS MUJERES

La mujer ha venido luchando históricamente y con razón no cabe duda, por una igualdad de género, una valoración y revisión de sus derechos. Algo, hemos avanzado y mucho más que hace falta equilibrar

 

ENCONTRAR PAREJA

A la hora del cortejo, de ligar, también ha habido muchos cambios. La mujer ya no es ese ser pasivo, a la espera de que el hombre se fije en ella y decida llamarla

La mujer ahora es más activa. Podemos comenzar nosotras el flirteo, si el hombre “se olvida de llamarnos”, y anos encargamos nosotras de llamarle, de mantener su atención.

Si el hombre “se despista” mucho o tarda en volver a aparecer organizamos  sin problema algún encuentro con él. Algún encuentro de amigos en el que casualmente vamos a coincidir o le proponemos ir juntos a algún evento o al cine

Si es necesario, le invitamos a cenar a un Restaurante, pagando nosotras, o en ocasiones le preparamos nuestra mejor especialidad culinaria para que él, no tenga que molestarse de nada.

Tan sólo, que no se le olvide asistir a la cita. ¡Que no sería la primera vez que esto ocurriera!

Y, por supuesto después de la cena, tendremos preparada la cama limpia para el encuentro sexual. No hay problema, “somos mujeres modernas”, no vamos a ser tan mojigatas como para no terminar la noche con un “broche de oro”. No queremos que piense que somos unas “estrechas”

 

LA AUTOESTIMA

Cuando hacemos esto, ya estamos en peligro. Ya hemos perdido el centro. Estamos fuera, en lo que le gustaría a él, lo que el necesita. Sin reparar en lo que nos gustaría a nosotras y sobre todo, en cómo nos sentimos

Puede que, creamos estar consiguiendo lo que queremos. Si, a un nivel inmediato si, porque hemos conseguido verle, que nos seduzca, que parezca que le gusto y le importo y además, hemos hecho el amor

Pero, el caso es que después de todos estos encuentros, que yo, la mujer he facilitado, él está como ausente o sin el “como”, porque directamente no está, no me llama, me propone muy pocos encuentros o ninguno.

¡¡No entiendo nada, si cuándo nos acostamos me dijo que me quería, que donde me había metido todo este tiempo!!

El problema es, que nuestra autoestima sufre en estas situaciones, porque la energía femenina se rige por el corazón y el sentimiento y por tanto tendemos a idealizarlo todo. Vemos al “Príncipe Azul” con demasiada facilidad, fruto de nuestra necesidad afectiva.

Veo, lo que no es, porque estoy “viendo desde la emoción”, que no siempre es real. Es emoción. Y lo que no veo es, que él no ha llamado, no ha procurado encontrarse conmigo por casualidad, no me ha invitado a cenar. No veo, que casi todas las iniciativas o el interés auténtico fueron mías

 

EL CAZADOR

El hombre es predominantemente mental, no se enamora tan fácilmente, no idealiza. El hombre es cazador por naturaleza, como lo fue ancestralmente y en ocasiones después de cazar (en este caso, después de seducir o después del encuentro sexual), ya no tiene más hambre y se retira, se va.

Si, la mujer es “presa fácil”, suele perder el interés, por eso no llama o propone encuentros propios del cortejo. Aún así, no dice que no. Y puede seguir el juego de la seducción, como si le interesara. A tal nivel de interpretación, que la mujer se lo crea totalmente, por señales evidentes que él ha emitido, gestos, palabras, actos…

Puede mostrarse ausente, con falta de presencia e interés o incluso desaparecer sin previo aviso

Si, la mujer no es presa fácil, curiosamente también podría desaparecer, una vez finalizada la seducción. No es tan fácil detectarlo

De cualquier manera, la mujer queda herida y se despierta a flor de piel su herida primaria, la del abandono, la falta de valoración, el sentimiento de no ser suficiente, la necesidad de amor

 

SOMOS DIOSAS

En realidad somos Diosas, dignas de amor, perfectas y completas

Pero, la mujer más que el hombre sufre en la pubertad, una ruptura interna. Nuestra fuerza interior, autoestima y valoración, cambia el eje y pasa de estar dentro de nosotras a estar fuera

Comienza la inseguridad, la desvalorización, la necesidad de gustar, de que los demás nos acepten. Es, el alejamiento de mí misma, yo me separo de mí, me abandono, no me quiero, ni me acepto y cuando eso, se reproduce fuera (cuando ese “Príncipe Azul” me abandona) despierta mi herida.

Casualmente cuanto mayor es la herida, más grande se irá haciendo. Cuanto menos me quiero, me protejo y me respeto yo, menos lo harán los demás

Yo no me he valorado. Por qué habría de valorarme el

Una Maestra me enseñó que, sobre todo en la etapa del cortejo, una mujer jamás debía de llamar por teléfono al hombre, ni invitarle y mucho menos pagar.                           Una Diosa no levanta el teléfono para llamar, ni paga la cena, ni pone la casa y la cama. Una Diosa, no abre su cuerpo que es Sagrado a quién aún no ha demostrado quién es y cuáles son sus intenciones

El hombre, debe mostrar quién es, si es generoso, divertido, si es de fiar, auténtico, honrado, honorable. Si, tiene intención de quedarse o tras el encuentro huirá

Todo eso y mucho más, es misión del hombre, antes de que la mujer abra su corazón y su cuerpo. Antes de que, en su naturaleza emotiva, la mujer le convierta en el Príncipe Azul, en el padre de sus hijos, en su amor y compañero de camino

Para eso actúa la Diosa en nosotras, para devolvernos a nuestro centro de autoestima, desde donde no necesitamos a esa mitad para sentirnos completas y desde donde no vamos a convertir en Príncipe a un simple “sapo”, que ni siquiera hizo lo suficiente para conquistarnos

Es Misión de la Mujer, enseñar al hombre, el valor que ella tiene, el respeto que merece, no permitiéndole que actúe así  Enseñarle que es una joya, porque cuando una mujer vibra en su verdadera esencia, es definitivamente puro amor, entrega y cuidados naturales hacia los demás

 

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